Cuando el despertador sonó a las 5:30 Joaquín llevaba horas despierto.
Las últimas noches habían sido turbulentas, larguísimas, un espacio atemporal en el que su cabeza no había parado de dar vueltas.
“Tenés alergia alimentaria”: A partir de ahora evitá de manera estricta el maní, los frutos secos y los mariscos. Ingerir alguno de estos alimentos te puede enviar a una sala de emergencia” le había advertido su médico la semana pasada y ahora esas palabras se repetían como un mantra frenético en su cabeza.
Por fin tenía una explicación para los eventos de los últimos meses: la falta de aire que lo obligó a terminar de golpe la cena con los amigos del club, los cólicos por la noche, esa urticaria que aparece en su cuerpo de repente y sin aviso previo…. El malestar general de cada día.
Sin embargo, conocer la causa no aliviaba su preocupación.
“¿Cómo voy a comunicarlo en el trabajo”? Justo ahora que me dieron “ese puesto”! ¡Ojalá esto no estuviera pasando!, pensaba mientras daba vueltas tratando inútilmente de conciliar el sueño.
Tres meses antes, Joaquín había sido ascendido a “oficial de elaboración”. Realmente se había esforzado para llegar allí desde su ingreso a planta como operador temporal, 2 años atrás.
¿Cómo iba a comunicar a su jefe que no podía seguir elaborando la pasta de maní? ¿Cómo explicarle a sus compañeros que su alergia era tan severa que podía dispararse por mero contacto o por inhalación? En la sala de preparación el polvo de cáscara de maní estaba por todos lados…
¿Cómo iba a hacer de ahora en más en el comedor de planta? No iban a preparar comida especial para él. ¿Cómo saber si el menú del día tendría trazas de los alérgenos de debía evitar?
Todas estas preguntas se sucedían sin parar en su cabeza. Tenía que encontrar una solución. Y rápido.
Dos noches adicionales de insomnio y una conversación profunda con su familia, lo convencieron de hablar con su jefe.
Un café con Recursos Humanos
Después de la charla con Joaquín, Manuel, su jefe, se reunió con Adriana, responsable de Recursos Humanos y con Alfredo, el médico de planta. Toda una “oda a la responsabilidad compartida”
Evaluaron opciones y decidieron que Joaquín podría trabajar en Planta 1, donde no se gestionaban alérgenos. La tecnología y el proceso eran diferentes a las de la planta de maní, pero con entrenamiento podría operar el reactor sin problemas en pocas semanas.
María, gerente de calidad, trajo al responsable del comedor a la conversación y junto con Adriana trazaron un plan para comenzar a informar el contenido de alérgenos de cada plato y para evitar, mediante medidas de control, el contacto cruzado en las preparaciones. La implementación de este plan tomaría 2 meses.
Mientras tanto, acordaron, no se elaborarían alimentos con maní, mariscos o frutos secos.
Cuando le comunicaron los cambios, Joaquín sintió alivio y ansiedad en partes iguales.
“Sé que se siente como volver a empezar, pero confiamos en que vas a poder adaptarte fácilmente al nuevo puesto. Es lo mejor para tu salud”, le dijo su jefe mientras le daba una palmada de aliento en la espalda.
Joaquín respiro profundo. Una vez más estaba en la línea de largada.
“La mayoría de los adultos con alergia alimentaria no cumple con las restricciones alimentarias debido al impacto emocional y al deterioro en la calidad de vida que suponen”
indica una publicación reciente de Allergen Bureau (allergenbureau.net)
Adriana, como líder de Recursos Humanos, elaboró una política para incluir y proteger la salud de los colaboradores alérgicos. Joaquín colaboró en la redacción aportando su visión de “usuario” y su experiencia.
Y menos mal, porque meses después ingresó Fernando, alérgico al maní y al huevo. Y al poco tiempo Mariana fue mamá de un bebé con APLV (alergia a la proteína de leche de vaca) y, para mantener la lactancia, necesitaba evitar el consumo de leche.
Por suerte, nadie se asustó con estos cambios; Joaquín ya había abierto el camino…
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Te cuento a continuación cuáles son los elementos clave para incluir y cuidar la salud de los colaboradores con restricciones alimentarias:
1.- Relevar las restricciones alimentarias relacionadas con alergias, enfermedad celíaca o intolerancias:
En el ingreso a la organización
En las evaluaciones anuales del estado de salud (ya que las reacciones adversas a los alimentos pueden manifestarse en cualquier momento de la vida adulta, o, como le pasó a Mariana, pueden aparecer con la llegada de un hijo)
2.- Comunicar las restricciones alimentarias a los siguientes actores:
Responsable del área en la que se desempeñan los individuos alérgicos, celíacos o con intolerancias
Responsable del servicio de comedor
Médico de planta
3.- Elaborar un plan de trabajo conjunto con los siguientes actores:
Responsable del área de desempeño: evaluar si el puesto de trabajo es seguro para el individuo alérgico. En caso de advertir riesgos, evaluar rotación a otros puestos (como lo que pasó con Joaquín)
Responsable del servicio de comedor: verificar la identificación correcta de alérgenos en los alimentos que se sirven al personal y la existencia de un programa de gestión que asegure la ausencia de contacto cruzado en las operaciones. No olvidar incluir siempre la capacitación periódica del personal que se desempeña en el comedor. En los casos en los que no exista un servicio de comidas para el personal, asegurar que los individuos con restricciones alimentarias dispongan de un lugar específico en las salas de refrigerio o en el comedor para colocar su comida y sus utensilios, a fin de evitar contaminación.
Médico laboral: Elaborar un procedimiento de actuación en caso de reacción alérgica y/o anafilaxia que incluya los criterios para administrar epinefrina, para el traslado al servicio de emergencia y la comunicación a los contactos de emergencia. Es imprescindible garantizar que contamos con dosis de epinefrina en el botiquín de primeros auxilios y con una rutina de revisión de su estado de validez.
Las políticas y las acciones de cada día tienen que estar orientadas para que ningún colaborador con restricciones alimentarias sufra discriminación o acoso debido a su condición. Aquí siempre, siempre ayuda capacitar, enseñar, compartir información para alejar miedos y dudas, y para entrenar la empatía.
¿Qué podés hacer hoy mismo para pasar a la acción?
Si querés estar preparado para incluir y proteger a los colaboradores con alergias alimentarias te propongo invitar un café a Recursos Humanos.
Una posible agenda sería:
Relevar juntos el escenario actual: ¿hay colaboradores con restricciones alimentarias? ¿En qué sector se desempeñan? Quizás no formen parte hoy del staff, pero ¿estamos preparados como planta para incluir y proteger a los colaboradores alérgicos que podrían sumarse?
Armar un plan de trabajo para preparar tu planta para incluir y proteger la salud de estos colaboradores. Tenés una guía paso a paso en este artículo.
Implementar las medidas definidas. Será necesario empezar por capacitar a todos los involucrados antes de poner a rodar estos procedimientos.
Espero que esta información te aporte valor, que para mí significa que puedas mejorar tu día a día, que la puedas llevar a la práctica y te ayude a simplificar formas y procesos.
Que tengas un gran fin de semana!
Un abrazo,
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