“Caro, mirá este registro. Otra vez completaron mal el sulfito en las planillas de dumping. Ya se los expliqué como mil veces y siguen equivocándose. Podés hablar con el líder de turno? No sé qué más hacer”, me dijo Julieta dejándose caer en la silla frente a mi escritorio.
Julieta era mi mano derecha en la planta de polvos. Una colaboradora estrella por quien sentía (y aún siento) un enorme cariño.
“Juli, vamos a hacer lo siguiente: termino de enviar este correo y vamos juntas a planta. Yo te acompaño y hablamos con los operadores”, le respondí.
“Bueno, no creo que tengamos éxito, yo ya les hablé de todas las formas posibles y no logré nada, pero te acompaño”, me dijo resoplando, un poco ofuscada y sin expectativas.
Terminé de enviar el correo, nos colocamos la cofia al unísono y salimos para planta.
Cuando llegamos a la sala de dumping se acercó Jorge, el operador del turno mañana.
“Jorge, otra vez faltó registrar el sulfito en las referencias que enviaron ayer. Mirá esto”, le dijo señalando las columnas vacías en el formulario. “Ya lo hablamos cuántas veces!”
Supe del esfuerzo que estaba haciendo Juli para contener el enojo. La conocía.
“Es que no entiendo cuándo hay que marcar el sulfito y cuándo no” dijo Jorge, bajando la cabeza.
Juli resopló. Respiró hondo. Su cara se puso un poco más roja y se le frunció el ceño. “Te lo expliqué la semana pasada: depende de las ppm. Cuando la concentración de sulfito es mayor a 10 ppm tenés que marcarlo. Para eso está la lista que les imprimí la semana pasada”, le respondió llevando sus dos manos al centro del pecho. Hacía ese gesto cuando la situación empezaba a superarla.
En ese momento miré a Jorge. Había bajado la cabeza nuevamente, callado. Algo en su lenguaje no verbal me dio la pista. Cuántas cosas comunican los silencios.
“Esperen un minuto”, les dije. “Jorge, vos sabés que son las “ppm”?”
“La verdad es que no tengo idea”, me dijo y sentí cómo empezaba a derribarse una barrera invisible.
“Por qué no me preguntaste?” dijo Juli haciendo equilibrio entre la sorpresa y el enojo.
“Porque me daba vergüenza. Pensaba que era algo muy básico y que tenía la obligación de saberlo”, dijo Jorge sonrojándose.
Sentí el impulso de abrazarlos. A los dos. Sin embargo, me contuve.
Vi como uno y otro soltaba la presión de la charla. Los ví bajar la guardia.
Esa mañana, en la sala de dumping, aprendí de las barreras invisibles. Aprendí que se construyen sobre los silencios, lo no dicho, lo que se da por sentado, lo que no sabemos pero no nos atrevemos a preguntar. En el intersticio que queda entre lo que creemos que se espera de nosotros y la realidad que nos devuelve el espejo.
Nadie puede comprometerse si no entiende el sentido profundo de las cosas.
Nadie se debería quedar sin preguntar.
Es necesario hacer preguntas para derribar barreras invisibles.
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En el artículo anterior vimos los detalles de rotulación de algunos de los alérgenos prioritarios. En las próximas entregas voy a completar el listado. Espero que te aporte valor, después contáme.
Allá vamos!
Maní (o Cacahuate)
La presencia de maní entero, partido, salado, frito, tostado, manteca o mantequilla de maní, pasta de maní, etc., se debe declarar como “MANÍ”
En el caso del aceite de maní, harina de maní, etc. corresponde declarar como “DERIVADO DE MANÍ”
NO hay excepciones para los derivados del maní (ni siquiera el aceite refinado)
Sésamo:
Es de declaración obligatoria en Canadá, Australia y Nueva Zelanda, en los países de Europa y en USA.
No forma parte del listado de alérgenos de declaración obligatoria en los países que consideran la lista de “grandes 8” del Codex, como es el caso de Argentina. Y por este motivo NO debe declararse en el listado de alérgenos de los productos finales.
En Australia y Nueva Zelanda se declara como “SEMILLAS DE SÉSAMO” (sesame seeds), en Europa como “GRANOS DE SÉSAMO” y en USA como “SÉSAMO”
No existen excepciones para los derivados de sésamo
Sulfito:
Es un alérgeno especial por varios motivos. Por empezar, no es una proteína, como los demás alérgenos.
Debe declararse en el rótulo siempre que el producto final tenga una concentración de SO2 ≥ 10 ppm, independientemente de la preparación de uso que se indique
Por lo general está presente como aditivo. Si bien se debe declarar el nombre químico del aditivo en la lista de ingredientes, es mandatorio declarar también “SULFITO” en el listado de alérgenos.
En este artículo te comparto más información, herramientas para calcular la proporción de sulfito en tu producto final y la regla de decisión para decidir si es necesaria o no la declaración en el rótulo.
En este artículo sumamos 3 alérgenos más, hasta aquí llegamos. Se trata de avanzar paso a paso y acompañarte en el proceso sin abrumarte.
En el próximo artículo te cuento las particularidades de otros 3 alérgenos que se las traen:
Frutos secos / Tree nuts
Pescados
Crustáceos
¿Qué podés hacer hoy mismo para pasar a la acción?
Si sos líder de Calidad o Consultor y querés mejorar la rotulación de tus productos te propongo:
Relevá los rótulos de tus productos para verificar si se declaran correctamente los alérgenos según los requisitos de todos los países en los que se comercializan.
En caso que debas hacer ajustes, planificálos para el próximo cambio de artes. Si advertís que tu producto puede constituir un riesgo para los consumidores alérgicos, podés subsanar los desvíos en la rotulación mediante ink-jet u otros medios que aseguren la inalterabilidad, hasta que se puedan modificar los artes.
Actualizá tu documentación interna para asegurar que los nuevos productos estén correctamente rotulados en materia de alérgenos. Será necesario informar y entrenar a todos los involucrados antes de poner a rodar los cambios. Si necesitás ayuda para armar esta capacitación, en este artículo podrás encontrar el contenido y las herramientas (incluida la presentación con imágenes) para esta actividad.
Identificá barreras invisibles: si ves reiteración de errores o resistencia a cumplir procedimientos, si estás cansado/a de repetir las mismas cosas veinte veces, antes de “tirar la toalla” te propongo hacer más preguntas. Acercarte, escuchar, charlar, aclarar. Hacélo sin dar nada por sentado, sin abreviaturas y con empatía. Empezá por el principio, otra vez, si es necesario. A veces sólo se trata de derribar las barreras invisibles...
Espero que esta información te aporte valor, que para mí significa que puedas mejorar tu día a día, que la puedas llevar a la práctica y te ayude a simplificar formas y procesos.
Que tengas un gran fin de semana!
Un abrazo,
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