Llegamos al final del 2021, otro año tremendamente desafiante e intenso.
Antes que nada quiero agradecerte por tu compañía. Todo el contenido que preparo sólo tiene sentido si del otro lado hay personas como vos, que participan, lo encuentran interesante, lo comparten y pasan a la acción.
En este artículo quiero contarte cómo la pandemia se convirtió en posibilidad. Y la posibilidad en transformación.
El 2020 será un año imborrable. Por momentos imposible, inviable, hostil, turbulento. Un año donde todos, en algún momento, o en muchos, sentimos que nos asomábamos al abismo.
A pesar de casi una vida entera adaptándonos al cambio, nunca había sido tan radical, tan veloz, tan fundacional. Tan arrollador de lo macro y de lo micro. La pandemia se llevó puestas las rutinas cotidianas y también los acontecimientos más relevantes de la vida. Todo al mismo tiempo, vertiginosamente, sin margen.
Intentar el equilibrio, en este escenario, demandó parar, hacer una pausa. Detener la vorágine, poner consciencia y corazón, repensar las prioridades.
“A menudo los mejores momentos de nuestras vidas se dan durante una pausa entre nuestros múltiples apuros” escribió Waylon H. Lewis, autor del libro “Nunca es tarde para enamorarte de tu propia vida”.
En mi caso, esa pausa (forzada) en 2020 habilitó la posibilidad de mirar hacia adentro y confirmar la intención de encolumnar pasión y propósito al servicio de mejorar la vida de las personas con alergias. Y hacer de esto mi trabajo diario. Crear a partir de mi elemento.
“Mi elemento es ese punto en el que se juntan lo que más disfruto hacer y aquello en lo que soy bueno”, escribe Ken Robinson en su libro “The element”.
En 2015 la vida me trajo a la orilla un bebé con alergia severa. Esa experiencia dolorosa y compleja se transformó en propósito. Decidí que mi misión era ayudar a mis colegas de la industria a mejorar la gestión de alérgenos para hacer más fácil la vida de las personas con alergias.
Transformar el dolor particular en servicio, dejar una huella en el mundo, trascender.
Sin embargo, los años siguientes pasaron volando, intensos, corridos, haciendo equilibrio entre la crianza y el desarrollo profesional. El propósito siguió vivo pero pasó a la categoría de “sueño por cumplir” y lo reprogramé para algún día, para el futuro, para cuando la vida diera un poco de tregua.
La pandemia forzó la pausa. Y trajo el silencio necesario para volver a buscar.
Y la búsqueda trajo a la orilla mujeres brillantes que, con su experiencia vital y su pasión, me inspiraron y me permitieron pensar en el giro de timón como una idea posible.
El 7 de enero de 2021 puse manos a la obra. Lo primero que hice fue escribir cartas de agradecimiento a estas mujeres increíbles. Empezar por la gratitud. Después, repasar el inventario: los 20 años de profesión, los últimos 10 dedicados a la inocuidad y los últimos 5 a los alérgenos. Mi rol de docente universitaria, mis equipos de trabajo, los logros y las cicatrices. Todo estaba ahí.
Y luego, pasé a la acción! Decidí poner foco en lo que realmente quería hacer y dejé atrás todo lo que retrasaba ese camino.
Hoy llegamos al final de 2021. Un año de construcción y de aprendizaje a todo nivel. De desafiar paradigmas y límites personales a diario. De definiciones y de creación, de dar forma al sueño, y de animarse a soñar cada vez más grande.
Creo firmemente que encontrar nuestro elemento nos abre a un enorme potencial de realización. Todos tenemos nuestros talentos particulares, algo que nos apasiona y que nos puede hacer llegar mucho más lejos de lo que jamás imaginamos.
Te animo a buscar y encontrar tu elemento. O a comenzar a desplegarlo. Convertirlo en acción. Transformar el “sueño por cumplir” en una realidad concreta, alineada a tu pasión y propósito. Que te acerque al ideal de vos misma/o, que te permita comenzar a sembrar eso por lo que te gustaría que te recuerden en el futuro.
Brindo por que puedas regalarte una pausa en este fin de año, que esa pausa signifique paz y nuevos comienzos. Y que, unidas la pasión y el propósito, se conviertan en acción!
Que tengas un maravilloso fin de 2021!
Un abrazo,
PD: Hace tiempo publiqué una nota que resume mi historia familiar con la alergia. Te la comparto “El día D es la madre de todas las historias”
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